Hoy recibo con amor e inmensa gratitud los colores  en mi vida, perdidos sin darme cuenta, tanto tiempo atrás que mi memoria no alcanzaba a recordar, hoy libero a mi niña de los deberes ser, las estructuras y las necesidades que no permiten la singularidad y la expresión del alma.

Fue un proceso al que mi ego hizo mucha resistencia, que destapó heridas y afloró profundos miedos, pero al final las lágrimas limpiaron, liberaron, sanaron la razón no entendió, pero el cuerpo quedó liviano y el corazón  contento.

Hoy integro la inocencia, el juego, el disfrute, la autenticidad y que si se me olvida lo vuelva a recordar.

Gracias a los que me guían , a los que caminan a mi lado, a los que crecen conmigo y aprenden conmigo, gracias a mi alma que sigue determinada a aprender cada vez más y a mi humanidad que se da cuenta que cada vez sabe menos.